El ejercicio de nuestro espíritu
«Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera” (1 Ti. 4:7-8)
La vida cristiana no es algo mental, ni por supuesto se trata de prácticas religiosas externas, sino, como dice Pablo en 1 Timoteo, de un ejercicio espiritual. Esto afecta a toda nuestra vida, a nuestro andar y a nuestro interactuar con las personas que están a nuestro alrededor. Por eso debemos prestar tanta atención a nuestro espíritu que es donde está el Espíritu del Señor, donde Él está obrando hoy, y desde el cual el Espíritu del Señor se extiende en nuestra alma, la santifica y la transforma para realizar Su obra completa de salvación en nosotros y la edificación de Su iglesia.
R. Martínez
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